A días de haber celebrado los 158 años de la llegada de los galeses a la provincia de Chubut, hoy revivimos una de las tradiciones que se han convertido en un atractivo en sí mismo: la ceremonia del Te.
La inmigración galesa que llegó a la provincia de Chubut en 1865 tuvo dos importantes asentamientos, el primero de ellos cerca de la costa atlántica en Puerto Madryn, Trelew, Gaiman y Dolavon, y el segundo, 20 años más tarde en la zona cordillerana en las localidades de Trevelin y en la misma Esquel. En ambas zonas se ha desarrollado el Turismo Gastronómico para saborear el producto que mejor representa a los descendientes de esos inmigrantes: el Té Galés.
Cada año miles de turistas que llegan a la zona de Puerto Madryn para observar la fauna marina en Península Valdés, el Área Natural Protegida "El Doradillo" o Punta Tombo; se dirigen a Esquel para disfrutar del Centro de Alta Montaña La Hoya, disfrutar de la experiencia de transitar las vías de la estepa chubutense a bordo de "La Trochita" o hacen una recorrida por la Ruta Nacional 40, se toman el tiempo para degustar las exquisiteces propias de la colectividad que adaptó las recetas traídas desde Europa a los ingredientes locales, conservando sí, el placer de la pausa y la socialización en el rito del té galés en alguna de las muchas Casas de Té.
Allí el visitantes podrá saborear una rica taza de esta infusión (o café o chocolate) junto a panes caseros, scones, tartas y dulces con frutas de la zona y fundamentalmente la famosa “torta negra galesa” en un ambiente con una delicada decoración, típica de estas casas.
Generalmente, la disposición y decoración de estos espacios son muy variados, pero cada uno de ellos es particularmente encantador por su mobiliario antiguo y objetos ornamentales e históricos y fotografías de sus antepasados, son lucidos con gran orgullo y emoción por parte de los anfitriones de estos espacios culturales.
Mientras suenan de fondo melodías celtas, comienza desde la cocina un ir y venir de platos llenos de manjares, que primero van a dominar tu mirada, para luego conquistar el paladar y alegrar vigorosamente tu estómago. Luego llega el té, servido en teteras de porcelana que están cubierta por abrigos coloridos tejidos en lana, para que la infusión conserve la temperatura.
Todo lo que se sirve es casero y hecho con el amor y la pasión que fue transmitida de generación en generación, por los primeros colonos galeses que arribaron a estas tierras.
El servicio, varía de casa en casa, pero en esencia siempre vas a encontrar, deliciosas rebanadas de pan casero acompañadas por dulces, mermeladas y manteca salada, scons, trozos de tarta de crema, de manzana, torta de nuez, de chocolate, de limón y la legendaria torta galesa, todo eso acompañado por un sabroso blend de té negro en hebras de color intenso y con un aroma cautivante.
El origen la "Torta Galesa" es netamente chubutense y evoca uno de los períodos más duros de la colonia galesa en estas tierras. Entre sus ingredientes se encuentra harina, azúcar negra, nueces, higos, ciruelas, etc. Sus principales características fueron, altos contenido en calorías y una larga posibilidad de conservación.
Como parte de una larga tradición una torta negra coronaba la torta de bodas. Esta torta se guardaba en una lata de galletitas y cada mes los recién casados conmemoraban la fecha de su boda compartiendo un trozo de esa torta oscura, siempre húmeda y de tan particular sabor, convertido ahora en un símbolo de esa unión que siempre permitirá superar los momentos más difíciles.
El momento del té, era algo fundamental en la vida de las comunidades galesas del Chubut y por eso, cuando hoy se disfruta del servicio que ofrecen en las casas de té se nota que los anfitriones buscan transmitir esa historia en cada plato que llevan a tu mesa.