El remake con actores del clásico de Disney está siendo el éxito esperado y aprovechamos para recorrer sus localizaciones.

La Sirenita, de 1989, fue una revolución. Un gran éxito de Disney que recolocó la animación en el lugar que se encuentra hoy, como un género de altísima calidad no solo para público familiar.

La Sirenita, de Rob Marshall (ya en cines), no ha resultado tan perfecta. Pero, en algunas cosas, lo es. Por ejemplo, en la elección de su protagonista. Halle Bailey se ha comido la polémica con patatas con su vozarrón y una inocencia curiosa y atrevida que actualiza un poco (tampoco tanto como anticipaban) el personaje.

Melissa McCarthy como Úrsula, con tentáculos que, en realidad, eran bailarines moviéndose en plató, también es un gran acierto. Y Javier Bardem como padre protector, como Tritón altivo y bondadoso, también.

Volver a escuchar las canciones de siempre de La Sirenita en pantalla grande es otro acierto, y es una pena que ningún tema nuevo destaque. Y, por último, y lo que aquí nos interesa, los paisajes también sobresalen.

LA SIRENITA EN CERDEÑA

En La Sirenita hay dos mundos: el submarino y el terrenal. El primero, se hizo todo con efectos digitales, en sets construidos en los platós de Pinewood en Inglaterra, con los mejores medios técnicos para intentar recrear aquella locura de color que fue La Sirenita original.

La diferencia con aquella es que, en este caso, los mares que nadan Ariel y su familia y amigos son los del Caribe. Así se podía justificar el acento de Sebastián, el cangrejo; los colores de Flounder, el pececito: y esa música premiada. En el cuento original de Andersen o el filme animado de Disney no se hablaba, pero siempre se dio por hecho que eran mares europeos, probablemente el Mediterráneo.

Si el mar es el Caribe, la isla en la que reinará el Príncipe Eric también debía ser caribeña. Una isla imaginaria en los años 1830. Otro escenario para dejar volar la fantasía.

El castillo está en lo alto de una montaña, mirando al mar. Está construido con efectos digitales, pero colocado en una localización real: Castelsardo en la provincia de Sassari, en el norte de Cerdeña. Aunque la zona del puerto y el pueblo se rodó en Cala Moresca, en el Golfo de Aranci.

La isla italiana fue la elegida para todas las escenas de tierra. Y, en concreto, en esa provincia norteña encontraron también la playa a la que Ariel arrastra a Eric tras el naufragio: Rena Majore en Aglientu. Cerca de esa orilla colocaron la roca en la que la sirenita emerge de los mares en su icónica escena.

También en Aglientu, en Rena di Metteu, filmaron el paseo en carruaje de los dos enamorados, esa escapada que casi acaba en beso.