El mirador The Edge propone la mayor escalada del mundo en un edificio: se trata de trepar por su borde exterior hasta los 387 metros de altura.
Esto es lo más cercano que uno puede estar de sentir lo que siente Spiderman, escalando el mirador más alto de Occidente, con las calles y coches de Manhattan a más de 380 metros debajo de los pies.
The Edge, el observatorio que se encuentra en la cima de un rascacielos ubicado en Hudson Yards, presenta una experiencia no apta para quienes sufren de vértigo, pero recomendada para todos los que quieren un golpe de adrenalina. Se trata de subir por las escaleras que rodean el exterior de la estructura, equipado con un doble arnés de seguridad que se engancha a una barra lateral, y ver la inmensidad de Nueva York casi en el aire.
Esta experiencia, que se pondrá en marcha el 9 de noviembre, se presenta como la escalada más alta en un edificio al aire libre. El ascenso dura entre 90 y 120 minutos, en grupos de ocho personas. La primera parte implica ascender 32 escalones desde la base que está a 362 metros de altura, esa es la parte fácil. La más exigente es subir 161 escalones más en un ángulo de 45 grados hasta el Apex, la cumbre de esta torre de acero y cristal que aloja un sofisticado restaurante.
En este último punto, ubicado a 387 metros de altura, los participantes pueden colgar sobre el vacío gracias a las sujeciones de los arneses. Y dejar que el viento los haga flamear como banderas. A los 45 minutos el grupo desciende al punto de partida, en un trayecto en el que habrán ascendido y descendido unos 370 escalones.
Por supuesto que la experiencia no termina ahí: tras el ascenso pueden regresar al mirador -esta vez por ascensor- y disfrutar de las vistas con una copa en la mano. El ascenso, llamado City Climb, cuesta 160 euros por persona, e incluye la entrada al mirador The Edge.
Esta plataforma se ha convertido en la nueva meca turística no solo por su altura y vistas de la Gran Manzana, sino porque su diseño, un triángulo que se asoma al exterior, da la sensación de que uno está literalmente pisando las nubes. Este espacio tiene 700 metros cuadrados, y al no haber columnas en su centro, uno puede caminar libremente y cambiar de ángulo fácilmente.
El punto más buscado para el postureo en redes sociales es un triángulo con el suelo de vidrio, donde se ve a la gente como hormigas.
Cuando ya el viento fastidia demasiado, los visitantes suelen acercarse al Champagne Bar, donde entre copas se pueden tener vistas de 360 grados de la ciudad.
Fuente: Tendencias hoy