Calafate "Tierra de Glaciares" en la provincia de Santa Cruz ha diversificado su oferta de excursiones y actividades que permiten comprender mejor su pasado y el presente. Hoy les contamos acerca de la "Nativo Experience", una propuesta que no pueden dejar de vivir.
Conocer el Glaciar Perito Moreno, una de las 7 Maravillas de Argentina y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, es uno de los sueños de millones de personas en todo el mundo. Muchos que llegan a concretarlo arriban a la ciudad de El Calafate, puerta de acceso al Parque Nacional Los Glaciares, ubicado a 80 kilómetros de la ciudad, y donde se encuentran los servicios necesarios para atenderlos: hoteles de todas las categorías y precios, restaurantes de las más variadas especialidades, bares, confiterías, supermercados, y muchas agencias de viajes que nos tientan con una amplia oferta de actividades para conocer mejor esta parte del país, su gente y su historia.
Sí, El Calafate es mucho más que la visita al Glaciar, imperdible y necesaria, pero una más de las muchas actividades que se pueden hacer y que se adaptan a todo tipo de viajeros.
En esta oportunidad, elegimos complementar nuestra visita con una excursión organizada por la empresa "Patagonia Profunda" de jóvenes emprendedores locales que es apta para la mayoría de los visitantes porque no se necesita hacer un gran esfuerzo físico, sólo una breve caminata y ganas de aprender y disfrutar de los paisajes.
A media mañana (si eligen el primer turno) o antes del atardecer (si prefirieron la noche) un vehículo 4X4 con cabina cerrada los pasará a buscar por su alojamiento y la aventura de 3 horas da inicio.
El vehículo entonces pone dirección hacia la estepa patagónica por caminos sólo aptos para estos vehículos una vez que se ingresa a la Estancia 25 de Mayo y que los llevará en unos 20 minutos hasta un mirador panorámico sobre el Lago Argentino a unos 300 metros de altura.
Allí se hace una breve parada en el Acantilado Punta Bonita para que el Guía nos explique dónde nos encontramos, la fauna y flora que nos rodea y nos anticipa lo que veremos más adelante en la zona arqueológica.
¡La imagen es sobrecogedora!
Nuevamente a bordo de nuestro vehículo descendemos casi hasta el nivel del Lago y nos preparamos para hacer un viaje en el tiempo. ¡OJO! van a estar al aire libre una hora larga y allí el viento y el frío se hacen notar, lleven suficiente abrigo (guantes, gorro, buen calzado y campera) pero si así y todo no están a salvo del clima patagónico, los guías les darán un poncho super abrigado para enfrentarse a la naturaleza mejor equipados.
Son apenas 500 metros los que recorrerán junto al guía, pero el viaje en el tiempo será mucho más largo, nos trasladaremos hasta 4500 años atrás, cuando descubramos en las piedras que nos rodean unas pinturas rupestres que representan seres humanos y animales pintadas en color rojo que pueden ser rastreadas hasta el tiempo en que los primeros habitantes de la Patagonia sobrevivían sin las comodidades de la vida moderna. En ese ambiente natural y golpeados por el viento helado que nos castiga se nos hace muy claro la difícil tarea que tuvieron para poblar la aún, despoblada, Patagonia.
Al finalizar la recorrida el grupo se encuentra con un refugio bajo las rocas que da forma a una especie de cueva donde un calentador (de los que hoy estamos acostumbrados a ver en los espacios al aire libre de bares y restaurantes) nos da la bienvenida para que podamos almorzar o cenar en un ambiente acogedor. El menú es simple pero sustancioso: sopa, guiso de cordero servido en un pan ahuecado, mousse de chocolate de postre y un buen vino patagónico para levantar el animo. Claro que hay opciones vegetarianas y bebidas sin alcohol para los menores o quienes no quieran tomar vino.
Si tienen la suerte de haber llegado tras una leve lluvia tal vez los sorprenda un arco iris que le pone el marco perfecto a una experiencia increíble.
Más Info: http://www.patagoniaprofunda.com/web/index.php/nativo#programa