Al parecer la pandemia tiene consecuencias poco menos que insólitas como que la falta de microchips en todo el mundo está desabasteciendo a la industria automotriz y la falta de autos nuevos lleva a las rentadoras a recuperar parte de las flotas no con 0KM sino con autos usados.
El mundo está viviendo una escasez de microchips que está impactando negativamente a la industria tecnológica, la del entretenimiento y a la automovilística. La falta de stock de semiconductores ha llevado a muchos fabricantes de vehículos a frenar el ritmo de montaje e incluso a cerrar temporalmente fábricas.
Con estas condiciones, se hace difícil la compra de vehículos de fábrica, llevando a muchos a recurrir al mercado de segunda mano. Sin embargo, este también se está volviendo inaccesible debido a la recuperación del turismo, y con él, de las empresas de rent a car.
En Estados Unidos, según CNN, se ha disparado el precio tanto de los coches usados y marca cifras récord solo superadas por los registros de 1975. El precio medio de un coche usado alcanzó los 26.500 dólares en junio (un +27% interanual).
Las empresas de alquiler de autos tienen mucho que ver. Muchas decidieron vender parte de su flota —se estima que un tercio— con tal de sobrevivir al parón provocado por la pandemia. Desprendiéndose de vehículos no solo lograban liquidez, sino que se ahorraban el pago de seguros e impuestos. La reactivación del mercado de viajes y el resurgimiento de la demanda la pasada primavera les ha llevado a comprar más coches, no obstante, ya no pueden recurrir a los de nueva fabricación y buscan en el mercado de oportunidades.
Al parecer la pandemia y el trabajo desde casa han disparado la venta de dispositivos electrónicos y desajustado la demanda respecto a una oferta de chips ya condicionada por las tensiones comerciales con Asia. Los fabricantes de estos componentes están volcados en abastecer a otros clientes mientras las marcas automovilísticas tienen que acometer paros y aplicar expedientes de regulación temporal de empleo por no estar acostumbradas a hacer acopio de chips.
En este escenario, el sector del automóvil cuenta con que las ventas serán este año un 25 % inferiores a las registradas en el 2019. Muchos vaticinan que la escasez perdurará hasta el primer semestre del 2022.
La consultora IHS Markit prevé que se dejarán de producir entre 6,3 y 7,1 millones de vehículos en todo el mundo este año. Por su parte, la Asociación Europea de Componentes de Automóviles (Clepa) estima que la escasez de chips ha retrasado ya la fabricación de 500.000 coches solo en el continente.