Desde hace cientos de años Galicia es destino de peregrinos que llegan de todas partes del mundo pero no hace mucho se percibe un nuevo fenómeno: 8 de cada 10 peregrinos regresan como turistas.
El Camino de Santiago es sinónimo de turismo, de ocio, de cultura o de naturaleza. Las aristas de este fenómeno de éxito internacional que en los últimos años ha despegado traspasando fronteras y moviendo a millones de ciudadanos de todo el globo son incontables, pero su efecto económico en la Comunidad sí se puede medir. Considerado como un eje vertebrador de la Galicia actual y de su oferta turística, los últimos estudios demuestran que los peregrinos suponen directamente el 2,3 por ciento del gasto turístico de esta esquina atlántica, y que cada caminante a su vez tiene el mismo impacto económico que 2,3 turistas nacionales.
Un estudio elaborado por el Gobierno gallego y la Universidad de Santiago de Compostela pone el acento en que los residentes en municipios representativos caso de Melide o Pedrafita reconocen en más de un 80 por ciento que los beneficios del Camino para su localidad son superiores a los costes.
Poniendo la lupa sobre realidades cotidianas como la de Triacastela, O Pino o Portomarín, el efecto del Camino es incontestable: en el primero de estos lugares los peregrinos que reciben al cabo del día implican un incremento del 28 por ciento sobre su población. En los otros dos, el dato llega al 10 por ciento, al igual que ocurre en Palas de Rei, que vive un antes y un después de la explosión de la Ruta Xacobea.
El elevado nivel de satisfacción que los peregrinos reconocen tras completar el Camino tiene mucho que ver con el empujón que aportan a la economía de los puntos por los que transitan, donde duermen, comen o se avituallan. Un 64 por ciento de los que realizan la ruta describen su satisfacción como «mayor o mucho mayor» de la esperada y solo un 5 por ciento confiesan cierta decepción. La estadística se dispara cuando responden a si recomendarían la experiencia, a lo que un 98,6 por ciento responde claramente con un sí. Este apoyo del peregrino se traduce en datos que llevan años en escalada y que han sabido sobreponerse a la crisis sanitaria del Covid.
Radiografiando el peso del Camino en la economía gallega, llama la atención que la mayoría de los peregrinos que transitan a Santiago no se identifican a sí mismos como turistas, sino como caminantes, viajeros, senderistas o deportistas. Más allá de este ‘autoconcepto’ existe una caracterización del peregrino que vincula cada prototipo con una huella económica propia en su paso por las distintas rutas. Así, por ejemplo, regresando al informe de la USC, existe un peregrino ‘tradicional’, que viene del extranjero, que hace un largo recorrido y que no suele repetir. Frente a él emerge la figura del peregrino ‘experto’, que se mueve entre los 40 y los 50 años, tiene un perfil más nacional, es muy crítico con la experiencia y sí acostumbra a repetir el viaje. Esta variedad se puede analizar también en el terreno económico, donde el desembolso es tan heterogéneo como la diversidad de perfiles: desde los que duermen en albergues públicos hasta los que manejan un presupuesto diario por encima de los 250 euros.
Los estudios realizados en los últimos años localizan pautas de comportamiento comunes que señalan que aquellos que pasan más días haciendo la ruta tienen un menor gasto medio diario que los que le dedican menos tiempo, que tienden a realizar mayores desembolsos, sobre todo si viajan en grupo. Otra investigación reciente del grupo Game-Idega de la Universidade de Santiago expuso que cada euro que un peregrino gasta al realizar su camino genera hasta un 18 por ciento más de empleo que en el caso de otro tipo de turistas. Estos desembolsos implican el 3,6 por ciento del gasto turístico en una Comunidad en la que el turismo lleva décadas ganando enteros gracias a su oferta cultural y a un entorno natural y paisajístico que se ha convertido en su principal reclamo a nivel nacional e internacional. Año a año se ha demostrado que el 80 por ciento de las personas que hacen alguno de los senderos xacobeos regresarán a Galicia en calidad de turistas, consumiendo así otros servicios y nutriendo la nómina de visitantes que este rincón atlántico recibe al cabo del año, y que supera los cinco millones.
Fuente: https://www.abc.es