El extremo oeste de la isla reúne los hoteles más sofisticados, las villas más lujosas, una exquisita gastronomía y las playas más tranquilas.

Recorrer West End es una experiencia de placer y lujo difícil de olvidar. 

Conviene comenzar por una de las gemas de la isla, la Bahía Maunday, un perfecto semicírculo de arena que rodea aguas tranquilas y transparentes. 

Para llegar a este pequeño paraíso debemos tomar un sendero que nos deja en la parte oeste de la bahía. 

Te recomendamos caminar hacia “Blue Bar” y probar las mejores pizzas.

Los amantes del deporte pueden acercarse a Bahía Barnes donde se puede realizar una de las actividades más atractivas de Anguilla; el snorkel. Se pueden observar gran cantidad y variedad de peces de colores, junto con otros especímenes de la fauna marina que abundan en esas aguas.

West End que cuenta con la singular quietud de una de las playas más rústicas de Anguilla, con pequeñas casas, botes de pescadores y algunos isleños disfrutando del mar.

Una playa que nos enamora es Sherricks Bay, un lugar muy poco explorado con pelícanos que nos dan la bienvenida. Desde sus costas rocosas se divisa St. Martin. Esta playa aislada y tranquila es ideal para quienes buscan descansar en sus vacaciones.

En el extremo más occidental de West End encontramos acantilados rocosos que invitan a escalarlos para lograr vistas increíbles. Desde esa altura, se ve cómo el mar Caribe se une con el océano Atlántico provocando fuertes corrientes marinas.

Recomendamos terminar el día en Tratora Tramonto, recostarse en sus reposeras y disfrutar de la cordialidad italiana y sus exquisitos panini.