A solo una hora de la ciudad de San Luis y en medio de coloridas sierras y valles, se emplaza el pueblo de La Carolina, que a finales del siglo XVIII fue epicentro de la mayor fiebre del oro que se haya registrado en Argentina. El tiempo pasó, las vetas de oro se extinguieron, pero aún se mantienen en pie las minas y socavones desde donde se extraía el brillante metal que cambió la vida de propios y extraños.
Carolina se encuentra en el departamento Coronel Pringles, enclavada en las sierras de San Luis al pie del cerro Tomolasta de 2018 metros sobre nivel del mar, convirtiéndose en la localidad más alta de la geografía provincial. Se ubica a 83 kilómetros al norte de la ciudad de San Luis por Ruta Provincial 9.
Un camino empedrado sube y se pierde entre los cerros. Así es La Carolina, uno de los pueblos más hermosos del mundo. Una larga callecita rústica empedrada, rodeada de casas de piedra conserva el estilo colonial y la nostalgia de haber sido cuna de los míticos buscadores de oro. Conduce a la iglesia de piedra, recorre el caserío, cruza ríos y arroyos hasta llegar a la casa del poeta y la entrada a la mina, en la base del cerro Tomolasta. La gastronomía se suma a la belleza del lugar con sabores y productos que despiertan los sentidos de los más exquisitos paladares, se sustenta en costumbres ancestrales y sorprende a los turistas.