Tras una jornada de montaña a pura adrenalina y paisaje, Esquel ofrece múltiples opciones para enamorarse, como por ejemplo a través del gusto y los aromas. La gastronomía local, sin importar si es dulce o salada, es una cita obligada con el paladar, ya sea fuera o dentro de la misma ciudad, ya que cada local ofrece unos menús que acompañan toda una experiencia.
Tea and Haiku
Con una amplia carta, ya sea de hebras puras sin ningún tipo de mezcla nacionales o importadas, o degustando blends artesanales cuidadosamente pensados, el sitio invita a un momento de introspección a través del sabor: té chai con cookies y cheese-te (té con una crema de queso) son algunas de las opciones más elegidas en un lugar sumamente cuidado en todos los detalles, desde la decoración y su mobiliario hasta la vajilla en donde se sirve el producto.
Gene: aires del norte mexicano
Gene, oriunda de México, llegó a Esquel como complemento en su formación culinaria. Hoy dirige un sitio que lleva su nombre. En la esquina de Almafuerte y Sarmiento, una antigua puerta de doble hoja, justo en la ochava, ofrece un canal de conexión multicultural para degustar exquisiteces de lo más variadas. El edificio, construido en 1906, ha sido remodelado, pero salvaguardando el espíritu original, su esencia: los ladrillos a la vista de su fachada se expresan en su interior, por momentos entrecortados por partes revocadas o azulejadas en colores claros... El mobiliario, en cambio, es un guiño moderno, que acompaña la estética de las vitrinas y el sector de elaboración, completamente a la vista del cliente.
Ella resguarda su herencia mexicana. Por este motivo es posible beber un café acompañado por los famosos rolls de canela, una masa laminada con manteca, que también se ofrecen rellenos con frutos rojos o chocolate. Además, se puede optar entre una amplia variedad de tortas, tartas, galletas americanas, todo artesanalmente elaborado. para los que gustan más del salado cuentan con brunch, croissant rellenas con jamón y queso, scones de pategrás, gouda o reggianito, bagels clásicos de crudo o lomito, entre muchas otras cosas.
En Gene es posible olvidar espacio y tiempo: los ojos trasladan al comensal a principio del siglo XX por las características propias del edificio; mientras el paladar permite recorrer el espacio, sin reconocer fronteras. Allí no se limita a la gastronomía argentino-patagónica, ni a la mexicana específicamente. Cuenta con opciones que pueden verse como americanas en el sentido más amplio de la expresión, y el sabor: galletas típicas en Estados Unidos (y por su cercanía también en México) que se van modificando para ser únicas: las red velvet de chocolate blanco, las de maní con dulce de leche y chispas de chocolate, tartas y tortas tradicionales, pero también innovadoras donde el equilibrio de sabores entre lo dulce y lo ácido, entre lo frutal y el chocolate garantiza un producto de excelente calidad que no decepciona.
Los Pinos y Pueblo Alto
Alejados de la ciudad, ambos se imponen como opciones que enriquecen la oferta de actividades en Esquel. Los Pinos, a pocos metros de la portada de Esquel, es un sitio que se dedica desde hace años a la equitación. Actualmente, ofrece cabalgatas que incursionan en la riqueza del espacio: vertientes de agua entre las rocas, espejos cristalinos y un fondo montañoso de inigualable belleza. Complementan su servicio con una merienda con gran variedad de productos artesanales.
Pueblo Alto, a 5 km de la portada centro del Parque Nacional los Alerces, ofrece la posibilidad de realizar canopy. Dos horas de recorrido entre plataformas ubicadas sobre las copas de los árboles por medio de un doble cableado, para conectar cada una de las estaciones que brindan la oportunidad de volar el bosque e incluso un cañadón de 110 metros de altura. Pero, además, cuenta con un servicio de té de campo, abierto al público en general. En una construcción enteramente de madera, se ofrece una exquisita variedad de pastelería artesanal elaborada en cocina económica y horno de barro.
Más Info: www.esquel.tur.ar