Se trata de un producto tan distinto como único, cuyo origen responde a la necesidad de aprovechar la topografía y el clima de esta extensa región del territorio provincial, dos características que permiten obtener frutos de gran calidad y sabor.
Este espumante, pensado para paladares menos obedientes y más atrevidos, nació por la intención de realizar un producto que cumpla con los requisitos de ser regional, artesanal y organolépticamente diferente, lo que se logra a través de los distintos tipos de peras que convergen en la región y que se utilizan para la fermentación bajo el método Champenoise.
El proceso de elaboración consiste en una molienda tradicional de peras, entre las que se destacan Williams, Packhams´s y Beurre Bosc, seguido por una fermentación a temperatura ambiente durante 5 a 8 días. Posteriormente se produce el descube y trasiego del caldo, en tanto que en el nuevo tanque se coloca el licor de tiraje y se procede a llenar las botellas para dar inicio a una nueva fermentación durante 60 días.
El proceso culmina con el degüello de las botellas y la expulsión de las borras y una parte del líquido y una vez que el espumante está limpio se agrega un licor de expedición para conferir al espumante de azúcar y así, por último, colocar el corcho definitivo con su correspondiente bozal de alambre.
Cabe destacar que Krusha, que también produce sidras y espumantes de manzana, cuenta con una propuesta que incluye visitas guiadas a la planta de elaboración, ubicada en Vitebori 3040, para vivir la experiencia de conocer de cerca el proceso productivo de una de las bebidas más destacadas del Alto Valle.