A 160 kilómetros de Córdoba Capital se encuentra el Cerro Colorado, un destino que conjuga naturaleza, historia y cultura. Sus miles de pictografías, testimonio de civilizaciones ancestrales, lo convierten en un sitio arqueológico de relevancia internacional. Además, la casa donde vivió Atahualpa Yupanqui, hoy convertida en museo, es un imán para amantes de la música y la cultura popular.
“No hay pago como mi pago ¡Viva el Cerro Colorado!”, cantaba Atahualpa Yupanqui en la Chacarera de las piedras. El célebre cantautor no se equivocaba: la Reserva Cultural y Natural Cerro Colorado, que se encuentra a 160 kilómetros de Córdoba Capital, es uno de los sitios arqueológicos con pinturas rupestres más importantes de la Argentina.
Las pictografías fueron realizadas en diferentes períodos, que van del siglo V al XVI. En estas numerosas muestras de arte rupestre abundan elementos que reflejan las prácticas y creencias de los habitantes prehispánicos.
En aquellas figuras predominaban entre sus colores -al igual que otras culturas originarias de Latinoamérica- el blanco, el negro y el rojo. Se trata de unas 5.000 pictografías de 400 a 1.500 años de antigüedad, donde entre las más modernas se pueden apreciar incluso jinetes a caballo que representan la llegada de los españoles atacando a los pueblos prehispánicos.
El sitio se dio a conocer en 1903, cuando el diario La Nación publicó una nota del escritor Leopoldo Lugones, donde señalaba la maravilla de estas pinturas en los aleros y cuevas de esas serranías. En su artículo, el autor llamaba a salvar de la destrucción “estas páginas de un misterio tan conmovedor”.
El lugar fue fuente de numerosas observaciones: en la década del 20 el escocés George Gardner hizo un exhaustivo relevamiento de las pinturas. Por su parte, a partir de los años 50, el ingeniero noruego Asbjon Pedersen, comenzó una larga tarea que consistió en realizar miles de dibujos tomando como base estas pinturas rupestres. Pero no fue hasta 1957 que, a partir de un decreto provincial, fue declarado Parque Arqueológico y Natural, con lo cual su custodia y conservación se convirtió en responsabilidad de la provincia de Córdoba. Se dice que el trabajo de Pedersen fue fundamental para esta resolución.
Para llegar a este mágico lugar desde la ciudad de Córdoba se debe transitar por la Ruta Nacional N°9 en dirección norte, durante 160 kilómetros hasta la localidad de Santa Elena. Desde allí, tomar la Ruta Provincial N°21 hacia el oeste, durante 10 kilómetros (se trata de un trayecto totalmente pavimentado).
Los visitantes pueden acceder a la reserva de 3.000 hectáreas de extensión de forma gratuita todos los días. Las visitas al museo arqueológico pueden realizarse de jueves a domingos entre las 9:30 y las 17, mientras que las visitas a las pinturas son a las 11, 14 y 15:30, con entrada gratuita.