Coimbra es una ciudad con una rica historia que se respira en cada rincón. Su universidad, una de las más antiguas de Europa, es un tesoro arquitectónico y un centro de conocimiento. En el lugar se respira un ambiente joven y vibrante, gracias a sus miles de estudiantes que por las noches le dan vida a los cafés y bares del lugar. Además, es una de las cunas del fado, un género musical melancólico y conmovedor, allí se puede disfrutar de actuaciones en vivo en tabernas tradicionales.
Su estratégica ubicación, a orillas del río Mondego, le confiere un paisaje hermoso y tranquilo donde es posible disfrutar de paseos por la ribera o visitar el Jardín Botánico.
Coímbra es una ciudad que respira historia, pero lo hace de forma relajada. El pasado está plasmado en las calles, en las piedras, en la imponente Universidad de Coímbra, una de las más antiguas de Europa, fundada en 1290. Los amantes de los libros que llegan hasta este destino quedan fascinados con la Biblioteca Joanina, una joya barroca que figura en cualquier lista de las bibliotecas más bellas del mundo.
Pero Coímbra no se destaca solo por su universidad, sino también por sus callejones estrechos y empedrados que terminan siempre en alguna iglesia, plaza escondidas o miradores que ofrecen vistas impresionantes sobre el río Mondego. Quienes viajen en primavera, tendrán la posibilidad de conocer la Queima das Fitas, una celebración estudiantil que marca el fin del curso, con desfiles, música y tradiciones centenarias.
Aunque el fado es una de las expresiones más conocidas de la cultura portuguesa, en Coímbra es más solemne y masculino, ya que tradicionalmente solo lo cantaban los estudiantes varones. Este género está profundamente ligado a la vida universitaria, y es habitual escucharlo en eventos académicos o en pequeños conciertos improvisados en las calles.
Nadie debe dejar de visitar por la noche al Barbican Fado, uno de los locales más emblemáticos donde los acordes de guitarras portuguesas y voces silencian al público.
Más allá del bullicio universitario y las melodías del fado, Coimbra invita a sus visitantes a vivir un viaje espiritual y natural. En las afueras de la ciudad, el Monasterio de Santa Clara-a-Velha, un tesoro gótico resurgido de las aguas, es capaz de transportarlos a otra época. Y si lo que buscan es un refugio verde, el Jardín Botánico de la Universidad ofrece un oasis de paz, donde el tiempo parece detenerse entre especies exóticas y rincones secretos.
En Portugal, la buena mesa es una tradición. Pero en Coimbra, la gastronomía alcanza otro nivel. Cada bocado es una experiencia que logra transportar a los turistas a la tradición culinaria portuguesa.