Conocida como La pequeña Petra, una ciudad abandonada en Brihuega, Guadalajara, ubicada a tan solo una hora de Madrid, es comparada con la ciudad nabatea en Jordania,debido a ciertas similitudes en su arquitectura y entorno.
Al llegar los visitantes pueden perderse en un laberinto de piedra, rodeado de arcos y escaleras talladas en la roca. Cívica logra que los visitantes puedan vivir experiencias únicas y sentirse en Petra, pero mucho más cerca.
Cívica, ubicada en Brihuega, es una ciudad excavada en roca, a una hora de Madrid, es obra de un solo hombre. La historia cuenta que a mediados del siglo pasado Aurelio Pérez, sacerdote de profesión, heredó el terreno y comenzó a construir una suerte de ciudad en miniatura en el interior de la roca. Pérez dedicó más de 20 años de su vida a la edificación de la aldea, con la aspiración de convertirla en un santuario. Él mismo se encargó de la excavación, el tallado y el grabado de la piedra que se puede apreciar hoy en día. El clérigo imaginó el espacio a su antojo creando una edificación única en España. Una construcción que parece sacada de la Capadocia, siendo Aurelio Pérez un total desconocedor de las cuevas turcas.
Entre Brihuega y Masegosa, en la Alcarria, este conjunto de construcciones que guarda un sorprendente parecido con la antigua ciudad de Petra, sorprende a quienes llegan. Estas cavidades y edificaciones talladas en la roca han llevado a bautizar a este lugar como “La Pequeña Petra”, ofreciendo a los visitantes una experiencia única y un viaje en el tiempo.
Es cierto que es más pequeña y tampoco tiene siglos de historia y su pasado no está enterrado entre capas y capas de arena y roca, pero hay algo en la forma en la que se levanta sobre el terreno para vigilar la Alcarria, que transporta al visitante hasta Jordania sin necesidad de salir de Castilla - La Mancha.
Para visitar este lugar es necesario contratar un guía, que tiene un costo e aproximado de dos euros, ya que se trata de una propiedad privada. Esta peculiar construcción, sacada de la mente de un párroco y llevada a la vida por sus propias manos, no es lo único que merece la pena visitar. Muy cerca hay una cascada increíble que se sumerge en el río Tajuña. El agua cobra una especial importancia en la aldea, donde podemos encontrar la fuente de los siete caños, cuyas aguas, según se dice, tienen enormes beneficios para la salud.
A tan solo veinte minutos en auto se encuentra Brihuega. Si visita esta localidad en verano, quedará cautivado por los extensos campos de lavanda que tiñen el paisaje de un intenso color violeta y perfuman el aire con su dulce aroma. Fuera de esta estación, aunque los campos descansen, Brihuega ofrece recorridos por su casco histórico medieval. En el corazón de la villa, en la Plaza del Coso, podrás entrar a unas fascinantes cuevas árabes, excavadas en la roca como refugio ancestral ante posibles invasiones.