La propuesta, una idea de la bodega Río de Arena, propone a los visitantes tomar unas copas, mientras observan con un telescopio todo el cosmos. La escena muy tentadora se da con un cielo despejado y estrellado en una noche cálida con un buen vino en una copa. A pocos metros un telescopio y todo parece de otro planeta, pero estás en los Valles Calchaquíes, muy lejos de la contaminación lumínica de las ciudades y muy cerca del cielo.
La actividad “Noche de vinos y estrellas” se organiza en la bodega Río de Arena, ubicada en la ruta 40, en El Bañado. Está dirigida por los expertos del Calchaquí Complejo Astronómico & Tecnológico. Este espacio, creado por un grupo de aficionados a la astronomía, se encuentra a unos pocos metros de distancia de la bodega y cuenta con aparatología de última generación, que permite ver cada detalle del cosmos y aprender sobre él.
La experiencia comienza al atardecer, cuando los viñedos se visten de tonos dorados. Tras un paseo entre las parras, se llega a un edificio que, desde afuera, parece una casa de campo más. Sin embargo, al ingresar, nos encontramos con una sorpresa: una de las habitaciones cuenta con un techo retráctil que se abre por completo, ofreciendo una vista panorámica del cielo nocturno. La sensación de cercanía con las estrellas es asombrosa.
El sol se va ocultando y las constelaciones, satélites y objetos celestes comienzan a hacerse visibles. El cielo se convierte en el escenario perfecto para un encuentro único con el universo. Allí los expertos Ricardo Llanos y Olga Pintado, comienzan a hablar sobre los secretos del cosmos. Con telescopios y punteros láser, van explorando junto al público constelaciones, planetas y galaxias.
Esta actividad, que hace años estaba reservada para el ambiente científico, es una experiencia ideal para recuperar el asombro por el cielo, algo que se puede apreciar mucho mejor a casi 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar.
Seguidamente se realiza la degustación de los vinos elaborados en la bodega Río de Arena como es el clásico torrontés y el malbec. Estos vinos son especiales ya que la amplitud térmica favorece la producción: al ser muy cálido de día permite acelerar el proceso de maduración de la uva, y al tener temperaturas frías de noche ese proceso se detiene. Esa amplitud térmica les da características específicas a los vinos de los Valles: tienen alta concentración de azúcar y colores, y son muy aromáticos e intensos.
El mimado de la bodega es el torrontés, que ha sido premiado con medalla de oro en un concurso nacional. También hay una versión premium de un malbec, que se conserva en barricas de madera.
Durante el mes de febrero se vive uno de los momentos más lindos del año porque es cuando se produce la cosecha. El despalillado, el prensado y la fermentación son etapas esenciales para la elaboración de los vinos. El vino blanco necesita frío y el tinto no.
Además de la belleza agreste de esta finca de viñedos, el lugar cuenta con las comodidades del hotel boutique, la gastronomía típica de la zona acompañada por los vinos. Hay pileta y distintas actividades aparte del astroturismo.