La primera temporada de The White Lotus cautivó al público con su intrigante mezcla de lujo y misterio, convirtiéndose rápidamente en un éxito de boca a boca.

Con la segunda, la viralidad fue aún más inmediata, impulsada por el destino fascinante de Sicilia y la figura carismática de Tanya. La expectación por la tercera temporada comenzó tan pronto como terminó la anterior, alimentada por los rumores sobre el próximo destino de la serie. La respuesta llegó pronto: Tailandia, un lugar lleno de contrastes, espiritualidad y, por supuesto, lujo desbordante.

Consultado por la elección de dicho destino a la hora de filmar Mike White, el creador de The White Lotus, dijo "Inicialmente, mi idea era grabar en Japón, ya que pasé más tiempo allí y tenía una visión clara de hacerlo en ese país. Sin embargo, llegamos a Tailandia, un lugar increíble, y la gente nos cautivó". A partir de ahí, todo cambió. Fue una verdadera epifanía, un momento casi mágico. "Tuve una extraña experiencia: me enfermé gravemente con bronquitis, me dieron un nebulizador que me impidió dormir durante 48 horas. Durante ese tiempo, la temporada entera vino a mi cabeza, y supe que debía ser en Tailandia".

El destino le brindó a White un hilo conductor que se entrelaza con las tramas y dilemas de muchos de los personajes: la búsqueda de lo espiritual. En un país budista como Tailandia, la idea de sumergir a todos, de alguna manera, en esa espiritualidad cobró más sentido que nunca.

“Si la primera temporada estaba más centrada en el privilegio y esa diferencia entre huéspedes y empleados de la que salía la comedia –explica White–, y luego en la segunda, eran el sexo y las dinámicas y relaciones sexuales entre hombres y mujeres; aquí, hablamos de religión y espiritualidad y dios, todas las historias que enfrentan los personajes tienen un toque más existencial y trágico. Esta temporada tiene una dimensión más operística y dramática”.

Esa dimensión surge, en parte, del propio destino. “En Tailandia encuentras desde los templos y la serenidad de la espiritualidad hasta la locura de Bangkok y sus noches salvajes”, explica. “El objetivo era capturar todo eso”. Y lo logran, sumando a la mezcla a los misteriosos expatriados que huyen de algo en su país natal, las parejas incómodas, los jóvenes en busca de fiesta, las ventajas del wellness.

Natasha Rothwell, quien regresa esta temporada como la querida Belinda, comparte una reflexión clave sobre lo que descubrieron en Tailandia y cómo esto enriqueció la serie: “Una de las cosas que aprendí mientras estábamos allí es que Tailandia nunca ha sido colonizada. Trabajar en un país que no está intentando sanar de un trauma histórico... se puede sentir esa ligereza, esa aceptación, esa paz. Fue maravilloso rodar allí”.

Exótica, caótica, transformadora… son solo algunos de los adjetivos que los protagonistas usan para describir esta tercera temporada. Y, sin duda, hay un poco de todo eso. Y mucho más.

El resort White Lotus de esta tercera temporada está situado en la isla tailandesa Koh Samui, usaron como alojamiento del equipo técnico y artístico y como localización el Four Seasons en este paradisiaco y exclusivo lugar durante varios meses por los que fueron pasando todos los personajes.

“Como en las otras temporadas, mantenemos el elemento de isla de fantasía, los huéspedes llegan en barco al hotel, y se sentirán transformados por su semana de vacaciones”, cuenta Mike White.

Las dinámicas de poder que refuerzan la desigualdad y amplifican las actitudes de una clientela que, en su mayoría, pertenece al 1% de la población, continúan siendo un tema central en la nueva temporada de The White Lotus. A ellas se suman los misterios, los peligros, los romances, el sexo y las complejas relaciones familiares y de amistad.

Los turistas, en su mayoría, no parecen interesados en el país que visitan, permaneciendo casi todo el tiempo dentro del hotel. Una de las huéspedes (interpretada por Parker Posey) ni siquiera sabe en qué lugar está, confundiendo constantemente Tailandia con Taiwán. Esta crítica y parodia al turismo irresponsable sigue muy presente. Y, paradójicamente, estamos seguros de que el éxito mundial de la serie contribuirá a poner aún más de moda Tailandia, tal como ocurrió con Sicilia y Hawái, los destinos de las dos temporadas anteriores.

Como ya se anticipó,  en la temporada 3 se extrañará a Tanya (Jennifer Coolidge), pero su presencia se sentirá de manera constante. Belinda (Natasha Rothwell), la masajista de la primera temporada de quien se enamoró la excéntrica millonaria, regresará a la serie. En esta ocasión, lo hará bajo el pretexto de recibir formación en el resort tailandés. Y no será el único personaje con vínculos a Tanya que aparecerá en esta nueva temporada.

Además, entre los nuevos, está la familia Ratlifff (Parker Posey, Jason Isaac, Patrick Schwarzenegger, Sarah Catherine Hook y Sam Nivola), padres y tres hermanos que han llegado hasta allí animados por la chica que está escribiendo su tesis sobre el budismo; Michelle Monaghan, Carrie Coon y Leslie Bibb interpretan a tres viejas amigas entre las que saldrán todas las diferencias y problemas acumulados de años; y Chelsea (Aimee Lee Wood) y Rick (Walton Goggins) quizá son la única pareja que parece quererse de verdad en lo que llevamos de serie.

Entre los empleados del resort, brillan figuras tailandesas de renombre, como la veterana actriz Lek Patravadi ("Es la Judi Dench de allí", comenta White), quien interpreta a la dueña del lugar, y Lisa (Mook), la líder de la famosa banda Blackpink.

Aunque la cuarta temporada ya está confirmada, aún falta mucho tiempo para su llegada.