Cada 17 de marzo Irlanda celebra a su santo patrón: San Patricio en las calles de Dublin o Belfast (Irlanda del Norte). Pero los festejos se han ido extendiendo cada vez más en el mundo y ciudades como Nueva York, Chicago, Madrid, y hasta Buenos Aires, se han ido sumando a la festividad en la que los “pubs” irlandeses ponen su cuota de música tradicional, alegría y mucha cerveza.
Pero ¿sabían que ni San Patricio era irlandés ni su color era el verde?
Hay muchos mitos surgidos en torno a este santo, patrono de Irlanda, y varias ideas equivocadas sobre el origen de esta celebración. Vamos a repasar algunos mitos y sorpresas en torno al festejo más verde del año.
1-El verde no era el color original
La tradición dice que en la fiesta de San Patricio hay que vestir prendas verdes o al menos un gorro de ese color para evitar que los leprechauns, los duendes de la mitología celta, puedan detectar a las personas, o en todo caso, que no los pellizquen.
Antes del siglo XIX a San Patricio se lo asociaba con el color azul. El verde fue impulsado por la rebelión republicana contra la corona británica
Pero en realidad al patrono irlandés siempre se lo representó con ropas azules y celestes. De hecho el rey Jorge III creó la Orden de San Patricio, que se representaba con ese color; y la bandera presidencial irlandesa tiene al azul como fondo.
Aunque desde 1640 se usaban cintas verdes en la celebración, este color se popularizó con la rebelión republicana de 1798 contra la corona británica, que usó a la fiesta como plataforma para sus reivindicaciones de independencia.
2-San Patricio no era irlandés. Ni se llamaba así
La figura de San Patricio se asocia a la de un predicador nacido en un hogar romano en Escocia o Gales, que en el año 432 llegó a Irlanda a evangelizar.
Su verdadero nombre era Magonus o Succetus, pero cuando se convirtió en sacerdote se presentó como Patricius.
3-Tréboles y serpientes
A San Patricio se lo considera como el introductor del catolicismo a Irlanda, y para la conversión de los pueblos celtas usó un eficaz truco de marketing: con un trébol de tres hojas explicó como Dios podía ser tres (padre, hijo y espíritu santo) y uno a la vez.
Al santo se le asocia con la expulsión de las serpientes. Pero desde que Irlanda se separó geográficamente de Gran Bretaña tras la última glaciación, nunca hubo ofidios en la isla esmeralda. Jamás hubieran soportado las frías temperaturas para buscar hogar.
4-La fiesta era abstemia
Durante generaciones la fiesta de San Patricio era una celebración religiosa. Hasta 1970 los pubs irlandeses cerraban el 17 de marzo, y solo se podía probar un poco de cerveza en una tradicional exposición de perros.
Hasta 1970 estaba prohibido vender alcohol en la fiesta de San Patricio
Actualmente ese día se venden 13 millones de pintas de Guinness en todo el mundo, y solo en EEUU, las ventas de cerveza ese día aumentan un 174%.
5-Los desfiles nacieron en EEUU
La idea de realizar desfiles en honor a San Patricio no surgió en Irlanda sino en EEUU. Más exactamente, el primero fue organizado por un grupo de soldados irlandeses al servicio de la corona británica que marcharon por las calles de Broadway.
En los últimos años el desfile es protagonizado por 250.000 personas, sin contar a las que se juntan a lo largo de la Quinta Avenida a saludar. Eso sí: todos van a pie, allí no se permiten vehículos a motor.
6-Chicago se tiñe de verde. Pero no fue por San Patricio
Una de las postales más bonitas del 17 de marzo es cuando el río Chicago se convierte en un curso de color verde intenso.
Cerca de 400.000 personas admiran el cambio cromático a lo largo de los puentes, pero muchas ignoran que el origen no se encuentra en la festividad del 17 de marzo.
La idea fue del alcalde Richard Daley, quien en 1962 buscó una técnica para revelar en qué puntos las fábricas arrojaban desperdicios contaminantes.
La solución fue teñir de verde los puntos donde se producían los vertidos. El presidente de la asociación de fontaneros, y a la vez organizador del desfile de San Patricio, sugirió usar la misma técnica para la fiesta de su patrono, y desde ese entonces, el río Chicago cambia al color esmeralda.