El sur de Brasil, Joinville revela un secreto que, hasta no hace muchos, pocos conocían: la Bahía Babitonga, un escenario natural tan impactante como sereno, donde el agua calma refleja islas, lagos y el rojo intenso de los pájaros guarás. Esta joya, el mayor delta de Santa Catarina, comienza a posicionarse como el nuevo tesoro turístico de la región, con experiencias náuticas que combinan naturaleza, historia y una hospitalidad encantadora.
A solo minutos del centro, la bahía invita a vivir momentos únicos. Quienes se embarcan por sus aguas descubren un paisaje vibrante, donde los delfines grises acompañan el recorrido y las aves pintan el cielo en bandadas. En sus orillas, pequeños restaurantes ofrecen pescados frescos y platos típicos que conservan el sabor local, mientras el aire marino envuelve todo con una sensación de tranquilidad que hace olvidar el ritmo urbano.
La historia de la Bahía Babitonga se remonta al siglo XIX, cuando el famoso Vapor Babitonga unió Joinville y São Francisco do Sul. Hoy, ese espíritu vuelve a cobrar vida en nuevas propuestas turísticas que conectan tradición y modernidad. Entre ellas, el Festival Vigorelli se convirtió en un símbolo de esta nueva etapa: un encuentro que une gastronomía, música y ocio frente al mar, donde los visitantes descubren una Joinville más abierta, alegre y orgullosa de su entorno natural.
La primera edición del festival fue un éxito rotundo. Diez restaurantes locales ofrecieron delicias como mariscos, baiacú, robalo y la tradicional tainhota, un pez muy valorado en Brasil, todo acompañado de buena música y un ambiente relajado que hizo del lugar un punto de encuentro entre turistas y vecinos. El entusiasmo fue tal que ya se proyecta repetirlo todos los años, consolidando a Joinville como un destino que respira mar y sabor.
A este movimiento se suman los paseos en barco por la bahía, las travesías en canoa hawaiana, el clásico Barco Príncipe que conecta con São Francisco do Sul y los recorridos privados en lancha por playas y aldeas históricas. Con cada travesía, el visitante comprende que Joinville es mucho más que industria y tradición: es también mar, cultura y descubrimiento.
La ciudad avanza con inversiones en infraestructura, como el nuevo muelle flotante del Parque Porta do Mar, que permitirá recibir grandes embarcaciones y consolidará al barrio Espinheiros como epicentro gastronómico y turístico. Con proyectos públicos y privados en marcha, Joinville se prepara para ser reconocida como uno de los destinos náuticos más prometedores del sur de Brasil, donde cada atardecer sobre Babitonga se convierte en una invitación a volver.