La Navidad es una invitación perfecta para viajar y dejarse llevar por la magia que transforma ciudades enteras. Desde los clásicos imperdibles hasta destinos menos obvios pero igual de encantadores, estas veinte urbes muestran su mejor versión en diciembre, con luces, mercados, sabores y tradiciones que hacen que cada viaje sea único.
Nueva York deslumbra como siempre: la pista de hielo del Rockefeller Center, las fachadas exageradas de Dyker Heights y el clásico árbol gigante convierten la ciudad en un escenario de película. Bratislava, con su casco histórico de cuento, invita a pasear entre calles empedradas, mercados acogedores y cafés que perfuman el aire con strudel recién hecho. Berlín combina historia y espíritu navideño con sus infinitos mercados y el aroma irresistible de bratwurst y vino caliente.

En Madrid, la fiesta se siente en cada rincón: la Plaza Mayor llena de color, el árbol de Sol y las rutas de chocolate con churros hacen que la ciudad brille hasta entrada la madrugada. Salzburgo ofrece una Navidad alpina con música clásica, mercados llenos de artesanías y los tradicionales pasacalles de los Krampus, que convierten la ciudad en un escenario casi teatral. Londres, por su parte, se ilumina con guirnaldas que cubren desde Regent Street hasta Covent Garden, mientras Hyde Park se convierte en un parque de atracciones navideño gigante.
En Estocolmo, la Navidad es sinónimo de nieve, galletas de jengibre y vino especiado. Patinar en Kungsträdgården o recorrer Gamla Stan son rituales infaltables. Viena enamora con sus mercados centenarios, sus palacios iluminados y esa elegancia única que convierte la ciudad en una postal perfecta. Y al otro lado del mundo, Sídney celebra entre playas, surfistas disfrazados de Papá Noel y espectáculos de luces veraniegos que llenan de color la bahía.

Medellín vive una Navidad desbordante de luces: su famoso alumbrado reúne a miles de turistas y hace que toda la ciudad brille cada noche. Bangkok sorprende con su mezcla de tradición tailandesa y espíritu navideño importado, con centros comerciales deslumbrantes y fuegos artificiales que iluminan el río Chao Phraya. París, fiel a su apodo, brilla más que nunca: los Champs-Élysées iluminados, las vitrinas de Lafayette y los mercados de las Tullerías envuelven la ciudad en un ambiente romántico y festivo.
Montreux conquista con su mercado junto al lago Léman, la casa de Papá Noel en lo alto de Rochers-de-Naye y el encanto alpino que la convierte en un destino ideal para familias. Río de Janeiro celebra al ritmo del sol, con enormes árboles flotantes y festivales gastronómicos frente a la laguna. Praga parece salida de un cuento: sus plazas nevadas, mercadillos medievales y vistas desde la torre del Ayuntamiento componen uno de los escenarios más mágicos de Europa.

Lieja resplandece entre casetas de madera, pistas de hielo y delicias típicas que perfuman la ciudad belga con aromas dulces y especiados. Matera, con sus cuevas de piedra, ofrece un belén viviente único en el mundo, donde la propia ciudad se convierte en escenografía. Estrasburgo honra su título de “Capital de la Navidad” con uno de los mercados más antiguos de Europa y un ambiente medieval que envuelve cada calle. Y Edimburgo corona diciembre con sus mercadillos, su castillo iluminado y el inolvidable Hogmanay, una de las celebraciones de Año Nuevo más impresionantes del mundo.
Veinte ciudades, veinte formas de vivir la Navidad. Cada una promete un viaje lleno de encanto, luces y tradición.