Los recuerdos de viaje están cambiando de forma y de sentido. Cada vez más viajeros argentinos dejan de lado los clásicos imanes, llaveros o remeras para llevarse a casa sabores, aromas y objetos ligados a la gastronomía local de los destinos que visitan. Frascos de diseño con especias exóticas, latas de galletitas artesanales, aceites, dulces regionales o utensilios de cocina singulares comienzan a ocupar un lugar protagónico en alacenas y estanterías, convirtiéndose en souvenirs con historia, identidad y uso cotidiano. Esta tendencia refleja una forma de viajar más consciente, donde la experiencia se extiende en el tiempo a través del paladar y la memoria.
Los viajes siempre fueron personales, pero en 2026 se adueñan de la escena turística de los argentinos ya que van a rechazar las convenciones y se van a apoyar en las pasiones que sienten distintivas y verdaderamente propias.
En su décimo año, las Predicciones de Viajes de Booking.com destacan cómo las personas quieren experimentar el mundo y qué mejor que hacerlo desarrollando o no las habilidades gastronómicas con nuevos productos o bien transformando una alacena en verdadera galería de arte poblada con objetos de diseño.
"Es un clásico: tanto para uno mismo como para regalar, siempre terminamos llevando algún souvenir de nuestros viajes. Aunque hayamos visitado un destino muchas veces, nos gusta traernos un pedacito de ese lugar, ya sea para recordarlo o para ilusionarnos con volver. Lo que muestran las Predicciones de Viaje es que, de alguna manera, el típico llavero o la remera están dando paso a objetos más relacionados con la gastronomía y lo sensorial. Los productos locales comestibles están ganando terreno, en gran parte gracias a la influencia de las redes sociales, que hoy también juegan un papel importante en cómo elegimos nuestros recuerdos de viaje. "Igualmente, el caballito de mar que da el tiempo siempre tendrá un lugar en nuestros corazones", comentó Jimena Gutiérrez, gerente general de Booking.com para Argentina.
En 2026, el modesto armario de la cocina se convierte en un lienzo cultural, lleno de recuerdos de viaje que reflejan el gusto personal, el estilo de diseño y la historia de cada alojamiento visitado. Estos recuerdos de estantes están pasando de ser simples imanes para la heladera a ocupar las estanterías de la despensa, ya que los viajeros buscan cada vez más tesoros gastronómicos y con diseño destacado que transforman las cocinas cotidianas en escaparates de la cultura global.
Un 74% de los argentinos consideraría comprar utensilios de cocina o artículos de despensa con diseño destacado durante las vacaciones, desde frascos de especias pintados a mano hasta latas de aceite de oliva artesanal que también funcionan como decoración, y un 64% afirma que incluso considerarían viajar a un destino específicamente conocido por sus productos.
Este cambio tiene tanto que ver con el significado como con la estética. Una cuarta parte (25%) dice que los recuerdos culinarios les ayudan a revivir un destino cada vez que cocinan, mientras un 25% valora cómo estos artículos muestran la artesanía local, la sustentabilidad y los métodos tradicionales. Para otros, la exclusividad y el estilo juegan un papel importante, ya que el 12% elige destinos en función de recuerdos poco comunes, utensilios de cocina de edición limitada o empaques que se vean tan bien en una estantería como en las redes sociales.
Basándose en los conocimientos de más de 29.000 viajeros de 33 países y territorios, Booking.com está utilizando esta investigación para descubrir las tendencias clave que definen el 2026. Los hallazgos revelan que las vacaciones se están volviendo más individuales, más experimentales y más fieles a quiénes son realmente los viajeros.