En Purmamarca, la provincia de Jujuy esconde muchísimas sorpresas y bellezas asociadas a sus paisajes y a su naturaleza, que impacta y conmueve. Este sitio, al pie del inmenso Cerro de los Siete Colores, se transformó en uno de los destinos turísticos jujeños más visitados.
Purmamarca, en lengua aimará significa “Pueblo de la Tierra Virgen” y es mucho más que un cerro. Con un clima más bien templado, la región presenta una amplitud media anual de 20º. Definido localmente como un recorrido obligado, el Paseo de los Colorados, con sus intensos y preciosos cerros rojos, es un actividad que no puede quedar afuera de ningún itinerario. Las posibilidades para llevarlo a cabo son dos, a pie o en un vehículo. Se ingresa desde la entrada del pueblo y comprende unos cuatro kilómetros. Cabe aclarar que para peatones hay señalizados e indicados caminos secundarios y cortadas, que permiten vivir la experiencia de otra manera.
También se podría hacer mención a la pintoresca Feria Artesanal, la cual conserva la antigua tradición de comercializar productos manufacturados, como vasijas, alfombras confeccionadas en telares, ponchos, instrumentos musicales y ropa típica de la quebrada, sin intermediarios y en su Plaza Principal.
Esta feria funciona en forma permanente y en sus alrededores, además, se puede disfrutar de música autóctona ejecutada con quenas, cajas, erques y sikus, que denotan el fuerte arraigo de la cultura del lugar. Así mismo, el Yacimiento Arqueológico de Huachichocana es uno de esos lugares infaltables en cualquier recorrido y que además se encuentra a escasos metros de Susques.
De aquí pa´lla
Desde Purmamarca se puede partir hacia la atractiva Cuesta de Lipán por un camino totalmente asfaltado, que va serpenteando en su ascenso. Metros antes de llegar a la cima, hay instalado un mirador donde puede observarse la cuesta en casi toda su extensión.
En esa línea, se puede citar los tours que salen hacia las Salinas Grandes y la Laguna de Guayatayoc, una cuidada reserva aviaria donde el visitante podrá observar, entre otras especies, los aclamados y exóticos flamencos rosados.
Trazado en torno a la iglesia principal de 1648, declarada Monumento Nacional y consagrada bajo Santa Rosa de Lima, el tejido urbano está constituido por construcciones de adobe y techos de cardón con tortas de barro. Por los alrededores de Purmamarca se puede disfrutar del paisaje y al mismo tiempo realizar trekking, cabalgatas o excursiones de turismo contemplativo. Uno de los más elegidos; el Río Purmamarca.
Liturgia
Otro de los atractivos tiene que ver con las celebraciones comunitarias, como el “misachico”; una ceremonia en honor a la Virgen María a un santo o a un patrono. Data de muchos años atrás y se trata de una forma muy antigua de religiosidad popular que parte de que muchas familias de la Puna y Quebrada jujeñas tienen imágenes, que se conservan de generación en generación, guardadas en urnas con puertas de vidrio y adornadas con ramilletes de flores, de papeles de todos colores.
En la fecha de la celebración, que generalmente ocurre durante el invierno, se rezan las plegarias de la Novena, en la casa de la familia que guarda la imagen. Las restantes estarán en el camino a la capilla o en la iglesia más cercana. La procesión avanza con la urna acomodada en una angarilla, transportada por cuatro fieles que van rotando a lo largo del camino. Quien encabeza la marcha tiene la tarea de ejecutar un tamboril. Atrás, los fieles, van recitando oraciones, cantando coplas y bailando, al ritmo de sikuris, bombos, erkes, charangos.
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