Hasta fines de abril, alrededor de 30 ejemplares de orcas merodean en la lobería que se encuentra ubicada en Punta Norte, Península Valdés. A 170 kilómetros de la ciudad de Puerto Madryn, cazan y se alimentan de las crías de los lobos marinos. Este es uno de los fenómenos naturales con más convocatoria en el sur, que llama la atención de científicos, fotógrafos, naturalistas y turistas de todo el mundo.
Según estudios realizados, las orcas macho alcanzan un tamaño máximo de aproximadamente 9,8 metros y un peso de 9-10.000 kilogramos, que representan entre 10 y 11 toneladas. Las hembras son más pequeñas, aunque no dejan de sorprender con su presencia; su tamaño llega a los 8,5 metros y su peso oscila entre 6.500 y 7.500 kilogramos (unas 8 toneladas). Las crías nacen con un tamaño aproximado de 2,4 metros y un peso de alrededor de 180 kilos. Durante su vida reproductiva, la hembra puede llegar a tener de 4 a 6 crías y el período de gestación ronda los 17 meses.
Otro dato curioso es que las orcas de la Patagonia son consideradas como las expertas mundiales en el varamiento intencional como estrategia de alimentación. Esta destreza necesita de un largo periodo de aprendizaje, que se lleva a cabo en Península Valdés.
Las características del terreno son aptas para que los lobos marinos de un pelo se puedan reproducir. En el medio de esto, los cetáceos navegan por el océano en busca de alimentación y las crías de los lobos marinos son un imán. Los pequeños lobos nacen a principios del verano y unas semanas después se separan de sus madres y comienzan a nadar y a transitar la costa sin los mayores, transformándose en presa fácil para las orcas.
Alrededor de 6000 lobos marinos se distribuyen durante la temporada reproductiva en la Reserva de Punta Norte a lo largo de 8000 metros de costa, en 10 a 12 apostaderos focales de tamaño variable. Cada apostadero tiene una población de lobos marinos que oscila entre 200 y 2600 animales, entre hembras, machos y crías. Lo que resulta curioso es cómo estos animales gigantes se organizan para obtener su comida: aprovechan el impulso que les da las olas en marea alta para luego lanzarse a las rocas y comer a la presa en lo que se denomina “varamiento intencional”, como antes mencionábamos.
Claro que el avistamiento no es algo fácil: no existe una cantidad considerable de lobos, además de que su colina se reduce un 10 por ciento todos los años debido a este fenómeno, por lo que no es algo que sea todo el tiempo. De hecho, el pico máximo de temporada dura entre 10 y 15 días, así que los espectadores tienen que armarse de paciencia y esperar el momento justo.
En Punta Norte hay dos mareas altas por día y dos bajas, las cuales tienen un periodo intermedio estacionario de 20 minutos aproximadamente. De todas formas, este horario es relativo ya que se va corriendo entre media y una hora más tarde, por lo que los ataques de los cetáceos nunca son a la misma hora que el día anterior. El amanecer también es un buen momento para que aparezcan las orcas, ya que es el instante en el que los lobos juegan libremente y despreocupados por la costa de la playa después de despertarse.
La playa se encuentra dividida naturalmente por restingas en dos sectores, de allí se crean dos canales por donde las orcas, en plena marea alta, sorprenden a los lobos. Si se tiene suerte, los visitantes pueden ver el espectáculo desde el mirador, el punto de convergencia de turistas, locales y curiosos. El horario lo dispone la naturaleza ya que se puede estar dos horas antes de la marea alta, como mínimo, hasta dos horas después de que empiece a bajar. Si bien el acceso a la playa donde se encuentran las loberías está prohibido, hay un sendero en una loma que bordea la bajada al mar. El mismo se transforma en una platea en la que se puede observar una panorámica única, sin molestar al ciclo natural que está sucediendo.
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